3. Reutilizar contraseñas
Muy bien, ha elegido una nueva contraseña estupenda. Más segura que una caja fuerte. Fácil de recordar, difícil de hackear. Pero, ¿sabe qué? Va a necesitar más contraseñas. Porque aunque pueda ser víctima de un hacker que adivine sus contraseñas, es más probable que sus credenciales de acceso se comprometan por el hackeo de alguna gran base de datos. Y si un nombre y una misma contraseña de inicio de sesión abren su correo electrónico, su cuenta bancaria, Amazon, Facebook….
4. Hacer clic en los enlaces de los correos electrónicos
¿Quién pensó que los enlaces en los correos electrónicos eran una buena idea? Pues mucha gente (incluyendo los ciberdelincuentes). Hacer clic en un enlace de un correo spam o de phishing puede llevarlo a una página que automáticamente descargue malware en su computadora o a una web que imite a otra, pero que robe sus contraseñas. Hacer clic confirmara a los ciberestafadores que una persona ha abierto el mensaje (lo que les permite saber que han encontrado un blanco).
Extra: deje de hacer clic en los enlaces de Facebook que acumulan “me gustas”. Ya lo conoce: “¡Dele me gusta y comparta para ganar un iPhone!” o “Dele a me gusta si cree que torturar animales está mal”. En el mejor de los casos, no ganará nada, pero estará ayudando a los ciberestafadores y validando prácticas de negocio sospechosas.
5. Compartir sus credenciales de inicio de sesión
La única forma de que nadie malintencionado (ni despistado) tenga acceso a sus cuentas e información es guardando sus credenciales celosamente. Piénselo, si alguien hace algo ilegal mientras está conectado como si fuera usted, le va a ser muy difícil probarlo.
6. Contar en Internet que se va de vacaciones
“En la playa dos semanas, ¿les doy envidia?”, “¡Me voy a Francia mañana!” o “¿Puede alguien ocuparse de mi perro mientras estoy fuera la semana que viene?”. ¿Y qué hay de las fotos geoetiquetadas que muestran a los usuarios dónde se las hicieron? Comparte esa información solo con amigos de confianza (en especial con redes como Facebook que muestran su ciudad de residencia).
7. Aceptar los ajustes por defecto de las redes sociales
Las redes sociales le ofrecen cierto control sobre la información que comparte (con el público en general, con sus conexiones, con terceros, entre otros). Investigue bien las opciones de los ajustes y revíselas, puede que cambien muy a menudo. Antes de crear una nueva cuenta, tómese cinco minutos para revisar los ajustes de privacidad y de seguridad. Y, para las cuentas existentes, tómese algunos minutos al mes para confirmar que comparte información solo con personas de su elección.
Luego, antes de compartir algo con sus amigos en Facebook, con sus seguidores de Twitter, con sus conexiones de LinkedIn o en cualquier otro lugar, dedique un momento a asegurarse de que no envía esa información a extraños, información que podría utilizarse para suplantar su identidad online o a hacerse daño de otro modo.
En general, recuerde que vale la pena estar alerta y tener cuidado (ser desconfiado) con su vida electrónica. Los servicios online de proveedores de wifi, los bancos y las redes sociales se esfuerzan por hacer que los usuarios se sientan cómodos y relajados, pero para los ciberdelincuentes, es solo un fajo de billetes.