Los estudios recientes que han indagado acerca de esta nueva “patología” lo definen como “un daño psicológico y social negativo, que está relacionado con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) o con la amenaza de su uso en un futuro”, y lo asocian a un desequilibrio entre demandas y recursos laborales y/o personales vinculados al uso de las TIC que acarrea un enorme nivel de activación psicofisiológica nada placentera y al desarrollo de actitudes negativas hacia las TIC.
Problemas musculares, fatiga física y mental, dolor de cabeza, sueño, ansiedad, temor y aburrimiento son algunas de las consecuenciasfísicas del tecnoestrés.
Se han establecido dos tipos de dimensiones del tecnoestrés. Por un lado, el tecnostrain ligado a sentimientos de fatiga mental, ansiedad y falta de autoeficacia en cuestión de las TIC y, por otro lado, la tecnoadiccióncaracterizada por el uso excesivo y compulsivo de las TIC.
En el terreno del tecnostrain se clasifican tres subdimensiones:
- Dimensión afectiva (ansiedad y fatiga), al tener miedo a dañar la tecnología y tendencia a realizar un sobreesfuerzo.
- Dimensión cognitiva (ineficacia), en la que la persona se siente incapaz de utilizar la tecnología correctamente
- Dimensión actitudinal (infravaloración de la tecnología), al adoptar una actitud de distanciamiento y valoración negativa de esta tecnología.
Los estudios apunta a la existencia de un perfil concreto de tecnostrain y de tecnoadicción. En el primero, personas de edad avanzada con poca experiencia en la tecnología suelen tener una mayor predisposición a causa de su tendencia a poseer menos confianza y menor uso tecnológico, por lo que tienden a adoptar una actitud más negativa. Contrariamente, la tecnoadicción arrastra a jóvenes con formación y abiertos a la tecnología y, además, a estudiantes con desestabilidad emocional, propensos a la depresión y/o con baja autoestima.
Hoy en día estamos continuamente conectados a los nuevos entornos tecnológicos. Desde 2010 el tecnoestrés se ha triplicado en la población española, por ello debemos aprender a adaptarnos para que evitar alterar nuestro bienestar, tanto físico como psicológico.
El facultativo Antonio Cano habla sobre el atractivo de las tecnologías y destaca, a través del portal digital Psicología y Bienestar, que podemos estar en peligro ante el descontrol en el uso de estas tecnologías sin ser conscientes y que la asistencia psicológica es fundamental cuando surgen problemas emocionales y de conducta derivados de éstas.
Nunca es tarde para recordar las leyes de la robótica que Isaac Asimov estableció, muy acertadamente, en 1942:
- Un robot no puede dañar a un ser humano ni, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
- Un robot debe cumplir las órdenes de los seres humanos, excepto si dichas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que ello no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.