Es corto y con gancho
A pesar de cada vez consumimos contenidos de mayor duración en internet, eso no es justamente lo que buscamos cuando hacemos clic en uno que haya publicado una marca en redes sociales. Los estudios lo demuestran y las prácticas de las empresas también. Así, los consumidores prefieren que sean vídeos de unos 60 segundos (es lo que piden dos tercios de los consumidores) y los expertos recomiendan quedarse en la horquilla de los 30 a 90 segundos. En conclusión, no debe sobrepasarse el minuto y medio.
Igualmente, el contenido no debe cargar en exceso el vídeo. Esto es, no debe haber demasiado texto o no debe ser muy difícil seguirlo. Lo mejor es crear listas numeradas, que harán que el espectador lo siga fácilmente y que funcionan.
Está optimizado para la plataforma en la que se publica
Parece obvio, pero sigue siendo algo que hay que repetir a los responsables de estrategia. Se debe pensar dónde se va a publicar ese contenido y también cómo lo verán los espectadores ( no es lo mismo un vídeo que será reproducido ene ordenador que en un móvil). En Facebook la mayor parte de las veces hay que asumir que el vídeo se verá en algún dispositivo móvil y, además, en las redes sociales los espectadores suelen ver esos contenidos sin sonido.
Va acompañado de subtítulos
Este último punto lleva a la siguiente cuestión: si un 85% de los vídeos en Facebook se ven sin el sonido activado, algo habrá que hacer para que se pueda seguir ese contenido. La solución son los subtítulos. El texto ayuda a que se siga el contenido y mantiene la atención del espectador. Quizás, en los tiempos del vídeo en redes sociales hay que pensar en términos casi de película de cine mudo.
Tiene una llamada a la acción clara
¿Para qué ha lanzado la empresa este vídeo?¿Qué es lo que se quiere conseguir con el mismo? De entrada, se podría decir que los vídeos en redes sociales se crean y se lanzan porque se han convertido ene única forma de lograr alcance orgánico y de ser bendecidos por el algoritmo de la red social de turno, pero esta no debe ser la única razón. El vídeo tiene que servir para algo claro y tiene que llevar a los consumidores/receptores a algo. El lenguaje tiene que ser claro y conciso, permitiendo a la audiencia comprender qué se está diciendo con esto. Y, al mismo tiempo, hay que crear una proposición de valor clara.