¿Cómo la pintura ha inspirado a compositores?
La influencia de la pintura en la música no es tan gratuita como pudiera parecer, menos aún cuando el hacedor de arte requiere de alientos renovados para expresarse en su obra. Por Enrique Rojas
Nocturnos
Para los grandes innovadores, traspasar no sólo es recomendable por la manera en la que favorece que los conejos salten de las chisteras, sino porque nada les es tan satisfactorio como el saltarse las vallas. Ejemplo de ello lo tenemos en los Nocturnos de Claude Debussy, inspirados en una serie de pinturas impresionistas epónimas del pintor James McNeill Whistler --mejor conocido por el retrato al óleo que hizo de su madre mientras posaba sobre su mecedora favorita.
En tanto tríptico sinfónico para orquesta y coro femenino --compuesto entre 1897--1899 y orquestado para tres flautas, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes en si bemol, tres fagots, cuatro cornos, tres trompetas, tres trombones, tuba, timbales, platillos, caja orquestal y cuerdas--, los Tres nocturnos de Debussy innovan desde el título. Puntilloso como siempre, el autor aclara que su uso del concepto “nocturno” debiera interpretarse correctamente al respecto de las diversas impresiones y efectos especiales de luz que sugiere, mas no así en cuanto a la habitual forma de nocturno en la música.
Retablo de Insenheim
Por su parte, Paul Hindemith --compositor versátil de la primera mitad del siglo XX quien a más de fungir como libretista recurrió a todos los géneros musicales desde el expresionismo hasta el neoclasicismo--, reivindicaba el papel del hacedor de música en medio del clima de represión nazista que se vivía en su natal Alemania, tan inclemente que lo llevó a afirmar de manera determinante: “Es mejor hacer música que escucharla”.
Cuenta la historia que tras el estreno de su ópera en siete escenas que lleva por nombre Matías el pintor –-estrenada el 28 de mayo de 1938 y escenificada tan sólo en cuatro ocasiones--, su opus corrió con mejor suerte en formato de sinfonía en tres movimientos, inspirados en parte por el Retablo de Isenheim, que ahora puede verse en el Musée d’Unterlinden de la ciudad de Colmar, en la Alsacia francesa. Tan es así, que esta sinfonía es la obra de Hindemith que más suele incluirse en programas de concierto del mundo entero.
Cerramos esta introducción invitándote a asistir el sábado 17 y domingo 18 de septiembre 2016 a la Sala Silvestre Revueltas, donde se presentará la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México bajo la batuta de Scott Yoo y la presencia del Tambuco Percusion Ensamble, participes, todo ellos, del estreno mundial de la obra Mural, de Marcela Rodríguez, fina ejecutante de guitarra que se inició en la composición con una serie de obras para el popular instrumento de seis cuerdas.
Parte de una familia destacada en el ambiente intelectual de la capital de la República, Marcela nació el 18 de abril de 1951. Su obra comprende solos para diversos instrumentos, amén de un par de ciclos de canciones, música de cámara, sinfónica, conciertos, oratorios, cuatro óperas, un oratorio y una ópera coral. Desde 1979 escribe continuamente música para teatro por encargo de los principales directores de México, amen de componer música para danza. De entre sus obras más importantes destacan dos óperas La Sunamita y Séneca o todo nos es ajeno; un Concierto para Flautas dulces y Orquesta; su Concierto para guitarra y orquesta; el Concierto para cello y orquesta y la obra Vértigos, compuesta para cuarteto de percusiones y orquesta.
Música interesante por parte de dos compositores europeos y una mexicana:
Mural (estreno mundial), de Marcela Rodríguez.
Tres nocturnos, de Claude Debussy.
Sinfonía Matías el pintor.
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